Add parallel Print Page Options

Pero aunque hable, mi dolor no cesa;
Y si dejo de hablar, no se aparta de mí.
Pero ahora tú, oh Dios, me has extenuado;
Has asolado toda mi familia.
Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura,
Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.

Read full chapter

Bible Gateway Recommends